No hay dos sin tres. Este
humilde servidor de vdes. ya acudió a la cita en Las Ventas (año 1996), y a la del "precalcinado" Palacio de Los Deportes (año 2000) para recibir una adecuada dosis de riffs clásicos y básicos
lanzados por el combo de las cuatro letras. Pero no por ello he renunciado a
asistir esta pasada noche al nuevo Palacio de Los Deportes madrileño para
confirmar y comulgar con el disfrute del vendaval diabólico.
¿Y
por qué no? ACDC han supuesto para una gran mayoría ser como esa abultada y experimentada amante que
nos enseñó a conocer y a disfrutar de ese acrónimo denominado R'n'R. A pesar de
la fama y popularidad de ACDC en nuestro país,
que conllevó el paradigma de "grupo heavy metal" por excelencia, ACDC
fueron y son la esencia del Rock 'and' Roll como banda modélica de dicho "fenómeno
juvenil". Esta pasada noche he podido ver a personal portador de
trazas no solo jevis, sinó también punks, rockers, mods, rockeritos,
oficinistas, secretarias, funcionarios, plebe, hipotecados, cornudos, putas,
parados, maricones, plebeyos y pijos aullando bajo los acordes y las estrofas
del cancionero que nos ocupa.
Y
si nos centramos en el bolo, ¿qué podemos decir?. Empecemos por el hecho de que
"La imperfección es la marca de la evolución, no la de ldiseño
consciente", tal y como consta en el magnífico artículo de Gonzalo
Pontón en "El País". ¿Por? Fácil... Si el lector de esta humilde bitácora
quiere modelos de rockeritos
guitarreros piroparirenses, sus gustos diferirán de los míos, ya que
apuesto por el feeling (vs la técnica) de Keith, de los dos Johnnyes (Ramone y Thunders), del maestro Chuck, de Mr. Bo, y... por supuesto... de Angus...
Seguimos
con vagedades... ¿qué cojones decir sobre el concierto? Repito, comparable con
esa querida vieja novia con derecho roce. Las turgencias se han visto reducidas
a medios tiempos que no hacen olvidar las espirales orgásmicas que se
mantendrán hasta que la tierra le llame a uno. Los hermanos Young cada día me recuerdan
más (físicamente) a mi abuelo y a su hermano (sin garrota, pero con
guitarras)... ¿y qué?... Alguien decía que dentro de una persona obesa había "un
ser pequeñito y delgado, que era realmente ella misma". A ellos
les pasa igual. A tí te pasa igual. Y a mí me pasa igual... por dentro sigo
siendo ese barbilampiño malasañero con flequillo que salta y aulla con
continuadas dosis de tres acordes...
Espero
morir antes de ser insensible...